Ese fue el reto que nos planteó Passpod, una marca que buscaba un diseño de envases capaz de representar diferentes sabores de forma abstracta, moderna y visualmente atractiva.
El objetivo era diferenciarse en un mercado saturado, apostando por un lenguaje gráfico más conceptual y elegante.
Diseñar un packaging que comunique sensaciones y sabor a través del color, la forma y la composición, manteniendo la coherencia visual y el espíritu innovador de la marca.
Creamos un sistema visual donde cada sabor se expresa mediante combinaciones de color y patrones que evocan sensaciones sin mostrar ingredientes.
Apostamos por líneas limpias, geometrías suaves y contrastes visuales que transmiten calidad y sofisticación.
Aseguramos coherencia entre los distintos envases para reforzar la identidad visual de Passpod y su reconocimiento en el punto de venta.
Cada diseño despierta una sensación distinta —energía, frescura, dulzura o intensidad—, conectando con el consumidor desde lo visual y lo emocional.
El packaging de Passpod se convirtió en una colección visualmente coherente y llena de significado, donde cada sabor se representa a través del diseño, no de la imagen literal del alimento.
Un enfoque creativo que transforma el envase en una experiencia estética, sensorial y distintiva.
Porque el diseño también puede contar sabores.
Y cuando lo hace con sutileza, se convierte en arte.
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